QUERIDA

Te escribo para hacerte saber la manera en que mi vida cambió desde el día que te conocí.
Me alegras la vida, se nota, lo notan mis seres queridos. Se demuestra en mi bienestar... principalmente en las ganas de vivir. El problema es cuando por una razón u otra, y generalmente de repente, desaparece tu interés.
Pienso que todo lo que pasa es por un bien, pero aunque así fuera, preferiría que nunca hubieran pasado. Yo seré uno más en tu lista, pero vos serás especial en la mía.
Lo único que gano de todo esto es la experiencia, que a veces no se interpretar. Cierto es que varias veces me dejé llevar por mis sentimientos, dejando de lado la razón y otras veces hice todo lo contrario... de todas maneras, en ninguno de los casos me fue del todo bien.
Tus a veces incoherentes explicaciones sobre mis faltas, tus deseos o tus prioridades hacen que crea que el problema no es lo que hago o no hago, sino lo que soy.
No se que es lo que te atrae de mí. Pero que te quede claro que no me gustas puramente por lo físico. Gente de mi entorno podrá criticar mis decisiones por no ser acordes a mi edad, tal vez.. No importa lo que digan, yo siempre supe que te quise por lo que eras... o lo que creí que eras.
El problema no es lo que sos, sino que demostras ser otra persona por un tiempo para tal vez agradarme y luego, si no encontras los resultados buscados, volves a ser vos... y ahí es donde me desconcertas. Prefiero que no te intereses en mi desde el principio, porque yo seré “descartable” para vos, pero no pasa lo mismo con vos para mi... mis plazos de olvido son mas elevados.
Te pido una sola cosa: te quedaste con algo mío que quiero que me devuelvas: una parte de mi corazón.

(escrito en uno de esos tristes momentos de depresión que me produjiste...)